Hay una llama que guía nuestras almas por mal camino.
Nadie está a salvo de su tierna caricia de dolor.
Y cada día busca nuevos esclavos
para celebrar la belleza de la tumba.
Somos como muertos vivientes
sacrificando todo lo que tenemos
por un corazón congelado y un alma en llamas.
Somos como muertos vivientes
anhelando la liberación.
Y de nuevo caemos en desgracia,
y el odio nos protegerá de la lluvia.
Estamos esclavizados por el sagrado corazón de la vergüenza
y suavemente violados por la luz del día.
Adictos a nuestra divina desesperación.
El veneno de la cruz soportamos.
La culpa nos seguirá hasta la muerte.
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